Megalópolis, ¿para qué comprenderla?
- Javier Rubio de Frutos
- 20 nov 2024
- 4 Min. de lectura
Descrita como decepción, fracaso, algo indescriptible y hasta un sinsentido. La nueva y última película de Francis Ford Coppola no ha convencido.

Uno de los maestros del cine, con películas como: Apocalypse Now (1979), la trilogía de El Padrino (1972) o La Conversación (1974); volvía a las salas de cine con su nueva película escrita y producida por él mismo. Megalópolis, apuntaba como una de las mayores ilusiones y una de las películas más esperadas de este 2024. Los tráilers, un reparto plagado de estrellas y el presupuesto de 120 millones de dólares, apuntaban a que iba a ser una de las mejores películas del año o incluso de la década. Cosa que luego la crítica y su pésima recaudación en taquilla han demostrado no ser cierta. La película lleva recaudados aproximadamente 14 millones de dólares de sus 120 gastados, los cuales han sido financiados íntegramente por Francis Ford Coppola personalmente, quien, al ver que la película que llevaba en su cabeza desde hace 40 años no había podido realizarse (ninguna productora quería hacerse cargo de un proyecto que no convencía) decide apostar todo su dinero a un número. Es así como surge Megalópolis: un all in a una mano que seguramente haya terminado con la carrera de uno de los mejores directores de la historia del cine.
El argumento principal de la película es el poder. La búsqueda de poder por parte de las altas esferas de la sociedad y el deseo de cambiar el rumbo de la nueva civilización por parte de un pequeño grupo de personas que sueñan con dejar marcado su nombre en la historia de la humanidad, al igual que los antiguos emperadores romanos.
Un elemento que Coppola ha representado muy bien en su película, es el de la diferencia de clases a lo largo de la historia; ya que, no importa que estemos en la antigua Roma, en el New York actual, o en la nueva civilización del futuro, siempre va haber una clara diferenciación de clases sociales. Esto se ve representado en el filme de tal manera que, como espectadores, hace que nos sintamos identificados con el pueblo ya que son los mayores afectados por las decisiones de los políticos.
Adentrándonos más en la propia película, deja mucho que desear para su presupuesto millonario: escenas excesivamente largas con diálogos absurdos donde se nota mucho la improvisación de los actores; personajes que no terminan de convencer al espectador, (ya sea por el propio personaje, el guion o la propia interpretación de los actores, pese a ser de talla mundial), saltos de tiempo que confunden y, sobre todo, la mezcla de muchas temáticas que crea en el espectador una sensación de incapacidad a la hora de seguir la trama.
Megalópolis es una sucesión de eventos rápidos, con mucha información, pero con escenas lentas y sin un propósito. Esto nos da una película que de principio a fin es un disparate. Aunque, no todo en esta película es malo. Hay que destacar que visualmente es una película que te mantiene activo las 2 horas y 20 minutos de metraje, con una combinación de colores muy vivos y una escenografía muy buena. Por último, algo que toda persona que haya visto la cinta se habrá dado cuenta, es que las escenas y planos parecen constantes anuncios de fragancias. Esto no hay que tomarlo como una característica mala, ya que visualmente es algo que llama mucho la atención, pero quiere decir también que muchas escenas son un total desvarío.
"La idea que tiene César de crear una nueva ciudad a base de las nuevas tecnologías y materiales, se podría asemejar a la idea de Francis Ford Coppola de crear esta película, que iba a cambiar el rumbo del mundo cinematográfico"
Megalópolis es la obra maestra de un genio loco. Para definirla, tendríamos que introducirnos en la cabeza del creador de esta obra, ya que, seguramente ahí están todas las respuestas a este sinsentido de película. Pero, para facilitarlo, podemos decir que la propia película es la mente de Coppola. Todo lo que ocurre en la cinta son sueños del maestro, ideas alocadas y pensamientos absurdos que llevan almacenados ahí más de 40 años y, al mezclar todo, nos da esta locura de película. Es más, la historia del propio protagonista, César Catilina (Interpretado por Adam Driver), podría ser perfectamente la historia de Coppola al intentar hacer esta película. Hay mucha similitud entre los dos, al ser considerados como locos de ideas macabras, que quieren cambiar el rumbo de la historia y de nuestra civilización. La idea que tiene César de crear una nueva ciudad a base de las nuevas tecnologías y materiales, se podría asemejar a la idea de Francis Ford Coppola de crear esta película, que iba a cambiar el rumbo del mundo cinematográfico; ya que los dos eventos presentan números acontecimientos y percances que frenan la realización de estos, pero que finalmente acaban sucediendo.
Seguramente, Megalópolis no pase a la historia del cine como una de las películas más recordadas de Coppola, pero es la última gran historia de este genio loco. Por ello, en el futuro, cuando volváis a visualizar este disparate de película, disfrutad, no intentéis comprenderla.



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