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Trump reescribe las reglas del juego en Ucrania

Actualizado: 21 mar

El presidente norteamericano Donald Trump da un giro de 180º a la política de la Casa Blanca respecto a la guerra de Ucrania, acercando posturas con el Kremlin y tensionando los lazos, hasta ahora inquebrantables, con Europa y Ucrania


Tres años después del comienzo del conflicto en territorio ucraniano parece que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca puede suponer un punto de inflexión en el esquema geopolítico mundial. El pasado 18 de febrero tuvo lugar una reunión entre el Gobierno americano y ruso con Arabia Saudí como anfitrión, con el objetivo de llegar a un acuerdo que acabe con las hostilidades entre Rusia y Ucrania. Este encuentro supone un cambio total en la estrategia de Estados Unidos, que no ha invitado ni a la Unión Europea, ni a la propia Ucrania, los cuales se han mostrado muy molestos por la decisión. En respuesta, los principales líderes europeos mantuvieron una reunión de urgencia en París para elaborar una respuesta coordinada al gobierno estadounidense. 



De la marginalidad total, a “conversaciones serias”


Donald Trump reiteró constantemente durante la campaña electoral que pondría fin a la guerra de Ucrania en 24 horas y que, de haber estado en el poder, nunca habría comenzado. El tono antibelicista del que se abandera el presidente norteamericano responde a su intención clara de negociar con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para así poder poner fin a la guerra en Ucrania. Esta actitud difiere por completo de la estrategia de la administración de Joe Biden, la cual optó por marginar al máximo a Rusia tras el ataque a Ucrania y comienzo del conflicto. El bloque pro-ucraniano, liderado por la OTAN, impuso numerosas sanciones económicas a Rusia para así debilitar al Kremlin, además de minimizar al máximo cualquier negocio existente con la economía rusa, como demuestra un estudio de Eurostat.



Por el contrario, desde que Trump llegase a la Casa Blanca en el pasado 20 de enero, no ha hecho más que acercar posturas con Rusia. Primero, asegurando que habían mantenido “conversaciones muy serias”, para finalmente comenzar las negociaciones entre ambas potencias, rompiendo así la hoja de ruta común que mantenía con la Unión Europea y Ucrania. Parece que Estados Unidos será el que discutirá unas condiciones de paz que siempre han girado en torno a los mismo temas; la entrada de Ucrania en la OTAN, la cuestión de los territorios ocupados y el levantamiento de las sanciones económicas. El primer paso para conseguir lo que parece un acuerdo complicado se dio en Riad con el encuentro liderado por Marco Rubio, secretario de Estado norteamericano, y Serguéi Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores ruso. La delegación estadounidense la completaba el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, junto a Steve Witkoff, un multimillonario y amigo cercano del presidente que ya participó en las negociaciones entre Israel y Hamás. Por su lado, Lavrov estuvo acompañado de Yuri Ushakov, asesor de política en el Kremlin. La reunión dejó alguna muestra de las intenciones de ambos gobiernos; Rubio defendió que “no se ha dejado a nadie fuera” y el convencimiento de que “Rusia está dispuesta a involucrarse en un proceso serio”. Lavrov definió la sesión como útil, aunque recalcó cuales son las líneas rojas de Putin: la anexión ucraniana a la OTAN y la presencia de soldados extranjeros en territorio ucraniano, incluso para misiones de paz. 



¿Qué espera sacar Trump de esta guerra?


Se puede acusar de muchas cosas a Donald Trump, pero tomar decisiones a la ligera no es una de ellas, por lo que este cambio de rumbo evidente en la política exterior respecto a su antecesor responde a diversas razones. El líder de Washington entiende que Zelenski convenció a su país “de gastar 350 mil millones de dólares para entrar en una guerra que no se podía ganar, que nunca tuvo que comenzar y que él, sin los EEUU y ‘Trump’, nunca podrá resolver”. Es decir, Estados Unidos comienza a poner encima de la mesa la compensación que Ucrania le debe ofrecer de vuelta por los miles de millones otorgados durante los últimos tres años. Una cifra que no se acaba de especificar, ya que el Gobierno ucraniano se ha defendido de las declaraciones de Trump, argumentando que el gasto total de la guerra ha sido de 320 mil millones de dólares, divididos entre los 200 mil millones de dólares aportados desde Europa y Estados Unidos y otros 120 mil millones aportados desde el propio presupuesto nacional. Sin embargo, según los últimos datos del Instituto de Economía Mundial de Kiel, el “Tio Sam” aportó 114,15 mil millones de dólares a Ucrania, mientras Europa envió unos 132 mil millones.


En este contexto, parece que va a ser el acceso a la reserva de minerales críticos de Ucrania, las llamadas “tierras raras”, lo que centre la negociación de dicha compensación, que son un grupo de elementos químicos que resultan clave para el desarrollo de la tecnología actual. La Casa Blanca envió a Kiev a su secretario del Tesoro, Scott Bessent, el cual entregó al presidente ucraniano la propuesta americana: el equivalente a 500 mil millones de dólares en tierras raras. Zelenski no firmó dicho documento, alegando que la cifra es muy superior a la ayuda americana (119 mil millones) y que el anterior gobierno de Estados Unidos había dejado claro que la ayuda era desinteresada. Además no se incluía ninguna garantía de seguridad para Ucrania, algo que el país agredido marca como indispensable. No obstante, días más tarde se llegaría a un acuerdo que parecía cerrar este capítulo; Ucrania aceptaría ceder el 50% de "todos los ingresos obtenidos de la futura monetización de todos los activos de recursos naturales relevantes propiedad del gobierno ucraniano", mientras que Estados Unidos parece que prolongará el suministro de recursos y armamento, al menos hasta que se llegue a un acuerdo de alto al fuego con Moscú. 


Por otro lado, Washington también comienza a poner en entredicho lo que hasta ahora ha sido una de las bases de su política exterior: su participación en la OTAN. No es la primera vez que Trump exige a sus aliados que cumplan con lo acordado en 2014, tras la invasión de Crimea por parte de las tropas rusas. El acuerdo consiste en que, cómo mínimo, los países miembros deben destinar el 2% de su presupuesto en defensa, pero lo cierto es que siguen siendo ocho los que están por debajo de ese porcentaje, entre ellos España. Sin embargo, esta vez ha incrementado sus amenazas, llegando a declarar que considerará el abandono de Estados Unidos de la Alianza Atlántica de no cumplirse con lo pactado. Resulta evidente que las exigencias a sus aliados en materia armamentística no es una casualidad, sino que más bien corresponde al deseo de que principalmente Europa aumente su gasto en defensa. Emmanuel Macron, presidente francés, ya adelantó la intención de Europa en “intensificar su defensa”.



El más accidentado de los tangos 


Finalmente, Ucrania y Estados Unidos han llegado a un acuerdo durante la reunión celebrada este martes en Yeda, Arabia Saudí. Zelenski acepta la propuesta norteamericana de un alto al fuego de 30 días con Rusia, junto al acuerdo relativo a la explotación de los recursos minerales del país. A cambio, Estados Unidos reanudará de inmediato la ayuda militar a Ucrania, la cual había sido suspendida el pasado 4 de marzo, tras el tenso encuentro entre ambos mandatarios en el Despacho Oval ante la prensa que parecía desvanecer cualquier atisbo de entendimiento entre Kiev y Washington. El encuentro comenzó en un tono cordial, pero pronto se hicieron evidentes las diferencias entre ambos líderes. Trump aseguró que el apoyo norteamericano ha sido mucho mayor que el europeo y repitió que de haber estado él en la Casa Blanca “esta guerra nunca hubiera comenzado”. Por su parte, Zelenski enfatizó la importancia de precisar el alcance del respaldo de Estados Unidos junto al de Europa. Aun así, el punto de máxima tensión no llegaría hasta el final de la sesión, cuando Zelenski, respondiendo a J.D. Vance, señaló que nadie frenó a Rusia desde 2014 hasta 2022, y se preguntó de qué tipo de diplomacia habla Vance cuando sacaba pecho el vicepresidente norteamericano. Vance, adoptando un tono más hostil, le señalaba con el dedo respondiendo: “Del tipo la cual va a acabar con la destrucción de su país (...). Creo que es irrespetuoso que venga al Despacho Oval a litigar esto en frente de los medios americanos (...). Deberías agradecer al presidente por estar en esta conferencia.” Zelenski trató de defenderse, dudando del conocimiento de Vance y advirtiendo a Estados Unidos que sentirán los problemas de la guerra en el futuro. En ese momento, Donald Trump interrumpió al líder ucraniano y protagonizó las declaraciones más llamativas de la conferencia; “No estás en una buena posición, no tienes las cartas ahora mismo(...). Estás jugando con la tercera guerra mundial(...). No estás ganando esto, tienes opciones gracias a nosotros. Es muy difícil hacer negocios así.” Tras esta histórica discusión, dónde los líderes americanos humillaron al presidente de Ucrania, Zelenski decidió abandonar la Casa Blanca sin firmar el acuerdo pactado, cancelando del mismo modo la rueda de prensa que estaba convocada. La reacción a estas imágenes fueron muy diversas, destacando la de los principales líderes europeos, quienes mostraron su apoyo a Ucrania y a su presidente. 



De todas formas, este no es el primer desencuentro entre ambas administraciones, ya que Zelenski, además de rechazar la primera propuesta de Trump, declaró que no aceptará ninguna decisión entre Rusia y Estados Unidos sin la participación directa de su país. Estas declaraciones intensificaron la tensión con el presidente estadounidense, quien calificó al líder ucraniano de “comediante de éxito moderado” y “dictador”, señalando que debía haber convocado elecciones el año pasado, aunque fueron suspendidas debido a la ley marcial. Trump también añadió un dato totalmente falso respecto al índice de popularidad de Zelenski en Ucrania en su escrito en “Truth Social”; aseguró que tan sólo era apoyado por el 4% de los ucranianos, mientras que según la última encuesta publicada por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev, Zelenski cuenta con el respaldo del 57% de sus compatriotas. 




Sin embargo, tras lo que parece una tímida reconciliación, Estados Unidos quiso aumentar la presión sobre Rusia, que, según el propio Marco Rubio, ahora tiene la pelota en su tejado. Trump afirmó que espera poder hablar pronto con su homólogo ruso: “Voy a hablar con Vladimir Putin(…). Hacen falta dos para bailar un tango.”



El compromiso europeo


Ha sido el propio Macron el que parece que se ha erigido como la cara de Europa en todo este contexto de incertidumbre. Él fue quien convocó una reunión de urgencia en París como respuesta a la no invitación al encuentro ruso-americano en Arabia Saudí, a la cual asistieron los jefes de Gobierno de los principales países del Viejo Continente, junto a la presidenta de la Comisión Europea y el del Consejo Europeo. Aunque no se sacaron grandes acuerdos de este encuentro, Europa quiso transmitir su unidad y compromiso con Ucrania, ampliando dicha reunión dos días más tarde con una veintena de países europeos y otros extracomunitarios, como Canadá. 


La realidad es que Europa intenta fortalecerse en el momento más frágil de la alianza transatlántica y debe responder a varios frentes actualmente abiertos. El gasto en defensa y las ayudas económicas a Ucrania no son las únicas decisiones importantes que deben abordarse, sino que hay otras dos cuestiones clave en la gestión del conflicto. El primer gran debate que Europa debe afrontar es el envío de tropas “de seguridad” a territorio Ucraniano, las cuales sólo llegarían una vez establecida la paz en el territorio. De momento existe una fractura a este respecto, ya que países claves como Alemania, España o Polonia se han negado a plantear esta posibilidad frente a la clara disposición de Reino Unido y Francia, quienes sugieren una misión de unos 30.000 soldados europeos. El objetivo del operativo sería salvaguardar la paz y disuadir posibles ataques rusos. El plan parece que consiste en establecer estas tropas en lugares y ciudades estratégicas, pero fuera de la línea de contacto. Sin embargo, Zelenski declaró el pasado diciembre que esta “coalición de voluntarios” necesitaría hasta 100.000 soldados, algo que está muy lejos de los 30.000 planteados por Europa. Además, el Viejo Continente está presionando a Estados Unidos para que apoye de algún modo a estas tropas, al menos con apoyo logístico, aéreo y también inteligencia. Por otro lado, Ucrania lleva entrando en los planes de ampliación de la Unión Europea desde febrero de 2022, apenas unos días después de la invasión rusa. En los últimos días, Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo, afirmó que la adhesión del país eslavo es clave para su futuro, mientras que Ursula von der Layen, presidenta de la Comisión Europea, aseguró que la adhesión podría producirse incluso antes de 2030. Estas declaraciones insisten en la idea de unidad y compromiso que las instituciones europeas quieren comunicar durante estos días tan convulsos. 



¿Cómo es la situación en el frente?



La guerra de Ucrania ha tenido varios capítulos y tendencias diferentes desde su comienzo, comenzando con la gran capacidad defensiva que mostró Kiev durante las primeras semanas del ataque ruso, la contraofensiva ucraniana en septiembre de 2023 y el congelamiento en los avances de ambos bandos. Durante 2023, el avance territorial ucraniano se mantuvo cerca del 0%, mientras que Rusia llevaba controlando el 18% del país desde Noviembre de 2022. En mayo de 2024, Moscú comienza una ofensiva contra Járkov, la segunda ciudad más poblada del país, que es estabilizada gracias al uso de misiles de largo alcance estadounidenses. En los últimos meses, destaca la primera incursión terrestre por parte de las tropas ucranianas en territorio ruso, más concretamente por la frontera de Kursk. Esta operación obligó a Rusia a incrementar su presencia en sus fronteras, lo que alivia la presión de Moscú en el frente ucraniano. También causó la presencia de tropas norcoreanas en este frente, los cuales resultaron muy mal parados según el Servicio Nacional de Inteligencia surcoreano, que calcula unos 3 mil soldados muertos o heridos de los 12 mil enviados en tan solo dos meses. Durante la última semana y en medio de las negociaciones de paz, Ucrania, tras haber confirmado el avance ruso en Kursk, llevó a cabo su mayor ataque aéreo en lo que va de guerra: el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber abatido 337 drones que sobrevolaron Rusia causando 3 muertos y 17 heridos, según el organismo. El ataque parece una respuesta al aumento en los bombardeos rusos sobre Ucrania tras la cumbre del rearme europeo celebrada la semana pasada. Parece que, al menos en el corto plazo, Rusia seguirá avanzando muy lentamente en un conflicto que se está empezando a librar en los despachos. Las cifras de bajas siguen siendo muy difusas: Zelenski habló el pasado diciembre de 43.000 bajas ucranianas y 198.000 rusas; aun así medios como BBC, The Economist, o grupos de investigación como El Uppsala Conflict Data Program (UCDP) varían en los datos.





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